...carraspeó y dictó la última sección del informe.
"Las huestes hóstiles han sido erradicadas de toda la zona. Los oficiales corrompidos han sido eleminados. El antiguo gobernador planetario decidió suicidarse antes que enfrentarse a su merecido destino. Las criaturas que invocó han sido exorcisadas o han huído al espacio disforme. Por experiencias pasadas, sabemos que la conexión, una vez rota, debe ser reestablecida desde nuestro lado. Eso no ocurrirá de nuevo en este lugar. Mi administración de la justicia lo asegura. Los desgraciados errores de estos ultimos meses han sido purificados. Adjunta, encontrarán una lista completa de bajas, incluídos los caídos en el ataque a Mateo.
Puedo asegurar que con el nuevo, y moralmente puro cuerpo de oficiales, el reformado ejército será tan leal en el futuro como lo fue en el pasado. ¡Salve al Emperador! Botito, Inquisidor, la fecha de hoy, etc. Haz una copia y vuelve para que pueda sellar el envío".
"Sí, mi Señor Inquisidor". - respondió el escriba al tiempo que cruzaba el umbral de la puerta para dejar a Botito solo en las dependencias de comandancia.
Botito se sentó en la mesa del antiguo Gobernador. El acabado tenía un cierto encanto. Los relieves eran especialmente delicados para un planeta tan atrasado, con unos diseños tan intrincados, una conjunción de maderas y tecnoplásticos tan agradable... Casi se podía creer que significaba algo. Inconscientemente recorrió con el dedo la línea de un giro, y un rizo...
Algo se agitó en el espacio disforme. Casi habían pronunciado su nombre. Pronto se utilizaría su nombre y la puerta se abriría. Le estaban invocando. Sentía como se unían poder e intención y latían al mismo ritmo que su corazón...
Botito pensaba profundamente, y su dedo apenas se movía. El Inquisidor había sido un débil y un idiota, ¡pero el poder que había acariciado! Utilizado adecuadamente, al servicio del Lord Exterminador, ¿no le convertiría en el mejor y más grande de los Inquisidores? Su dedo recorrió de nuevo el relieve de la mesa...
"Pronto... pronto..."- le susurró una voz en su mente.
Botito llegó al final de la línea de tecnoplástico. Se medio giró hacia algo que vió por el rabillo del ojo, y entonces comprendió...
"Ahora!"
Se oyó un golpe en la puerta. El escriba había regresado.
"Inquisidor Botito, la copia de vuestro informe".- Su voz se volvió dubitativa- ¿Inquisidor Botito?¿Señor?
Con un rugir de mandíbulas y carne al ataque, el Inquisidor Botito empezó su festín.
"Las huestes hóstiles han sido erradicadas de toda la zona. Los oficiales corrompidos han sido eleminados. El antiguo gobernador planetario decidió suicidarse antes que enfrentarse a su merecido destino. Las criaturas que invocó han sido exorcisadas o han huído al espacio disforme. Por experiencias pasadas, sabemos que la conexión, una vez rota, debe ser reestablecida desde nuestro lado. Eso no ocurrirá de nuevo en este lugar. Mi administración de la justicia lo asegura. Los desgraciados errores de estos ultimos meses han sido purificados. Adjunta, encontrarán una lista completa de bajas, incluídos los caídos en el ataque a Mateo.
Puedo asegurar que con el nuevo, y moralmente puro cuerpo de oficiales, el reformado ejército será tan leal en el futuro como lo fue en el pasado. ¡Salve al Emperador! Botito, Inquisidor, la fecha de hoy, etc. Haz una copia y vuelve para que pueda sellar el envío".
"Sí, mi Señor Inquisidor". - respondió el escriba al tiempo que cruzaba el umbral de la puerta para dejar a Botito solo en las dependencias de comandancia.
Botito se sentó en la mesa del antiguo Gobernador. El acabado tenía un cierto encanto. Los relieves eran especialmente delicados para un planeta tan atrasado, con unos diseños tan intrincados, una conjunción de maderas y tecnoplásticos tan agradable... Casi se podía creer que significaba algo. Inconscientemente recorrió con el dedo la línea de un giro, y un rizo...
Algo se agitó en el espacio disforme. Casi habían pronunciado su nombre. Pronto se utilizaría su nombre y la puerta se abriría. Le estaban invocando. Sentía como se unían poder e intención y latían al mismo ritmo que su corazón...
Botito pensaba profundamente, y su dedo apenas se movía. El Inquisidor había sido un débil y un idiota, ¡pero el poder que había acariciado! Utilizado adecuadamente, al servicio del Lord Exterminador, ¿no le convertiría en el mejor y más grande de los Inquisidores? Su dedo recorrió de nuevo el relieve de la mesa...
"Pronto... pronto..."- le susurró una voz en su mente.
Botito llegó al final de la línea de tecnoplástico. Se medio giró hacia algo que vió por el rabillo del ojo, y entonces comprendió...
"Ahora!"
Se oyó un golpe en la puerta. El escriba había regresado.
"Inquisidor Botito, la copia de vuestro informe".- Su voz se volvió dubitativa- ¿Inquisidor Botito?¿Señor?
Con un rugir de mandíbulas y carne al ataque, el Inquisidor Botito empezó su festín.
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